YayBlogger.com
BLOGGER TEMPLATES

viernes, 7 de septiembre de 2012

Capricho


Capricho

Por: Daniela Trejo
 


Una mirada, una sonrisa,  una caricia se encontraban sentadas en aquel hermoso jardín, rodeadas de flores, del dulce canto de las aves, yacían en aquel paradisiaco lugar, cuyo sol resplandeciente, era el aroma a primavera sobre el campo, ella, tan salvajemente bella, tan irresponsablemente absurda, elocuente y testaruda, ella que reunía todas esas cualidades. Aun recuerdo sus blancos dientes, sus carnosos labios, esos dulces y tiernos ojos color café, eran tan cristalinos, tan puros. Estaba ella, sentada en el jardín, tan bella, tan imponente, con ese bonito tono de piel, tan propio de ella, ese perfume a flores. Aun recuerdo como cayo rendida a mí, desmayada, exhausta, recuerdo, que pose mi nariz sobre su fino cuello, tan delgado, tan suave...

Es sorprendente la facilidad con la que cayó en mis manos, debo ser realmente encantador, un pequeño gesto, una tierna platica, se lo que a ellas les gusta... Y ella, no es para nada distinta… Llevo días vigilándola, admirándola, esperándola en esta eterna oscuridad, veo cuando se dispone a salir a caminar, con ese garbo tan peculiar, impresionante para cualquiera, tan exquisita. Todo lo que ella toca y ve, luce tan frágil, seguramente, tiene miedo ahora, miedo de haberme escuchado. Claro, como no tenerme miedo.

Yo soy quien dispone ahora de su vida. Pobre chiquilla mía, luces tan frágil, tan pálida, quizá deberíamos tomar el sol o alimentarte mejor, sabes, solía escuchar cómo le decías a tu pequeño gato como amabas el rayo del sol… la brisa de la primavera, si es cierto. Siempre estaba a tu lado, quizá tu no me veías, pero yo a ti si, querida mía, admiraba tenerte, así como en estos momentos.

Vaya, tan tranquila que estas, debe ser porque te impresione. Ninguna se me ha resistido, todas me han seguido, pero debo admitirlo, tú serás la más bella de todas,  la más bonita y tierna... Quizá debería dejarte libre... O quizá debería acabar con tu sufrimiento… Cada que entro tiemblas, te desmayas. ¿Tanto me has de temer? ¡Vamos, hace 2 días me sonreías, me coqueteabas!.. ¿Será que también me deseabas? ¿También me espiabas?... No lo sé, te puedo asegurar que en este momento estas pensando en que te dejare en libertad. No lo creo. Me conoces, sabes que en el fondo morirás... Si aun te recuerdo.

No me imaginaba que tan fina garganta podía despedir tan agonizante grito… Eres tan hermosa, que hasta tu sangre lo denota, si, de todas eres la más hermosa, tan bella, tan inocente, tan tu. ¿Te confieso algo?, me gusta cómo se te eriza la piel.

Me pongo a pensar que de no ser tan frio, tan malvado y ruin, tan monstruoso, incluso, te habría amado, te habría brindado una familia, habríamos sido tan felices, ambos sentados en ese magnífico jardín. Tu y yo, viendo a la gente pasar, a las parejas, pero no. ¡Ja!, me gusta tu cara de miedo... Ya, ya tranquila cariño, ya pasara, es solo una pequeña cortada... pronto sanaras.

Aun recuerdo como la vida escapaba de esos bellos ojos marrones. Como con tan solo sentir mi tacto ella huía, o al menos lo trataba... Ah es que era tan ingenua... Ella creía que escaparía de mí, pero no... Yo no se lo permitiría, ella tenía que ser mía… Mía y de nadie más. Soy un hombre bastante caprichoso, siempre consigo lo que quiero... ¡Ah querida mía!... 

¡Ayuda! ¡Ayuda!... Solo escucho eso, ¿es que acaso, jamás me dirás que me amas? Te perdonaría la vida si me amaras... Lo haría, pero ¿Si te perdonase la vida, no correrías a delatarme? Probablemente sí, tienes esa carita, tan angelical. Mi pequeña, mi dulce y tierna… Como aquella mirada, aquella sonrisa, aquella caricia... Mismas que ahora te tienen  aquí, conmigo desde hace ya varios días.

Todo es silencio, ya no escucho su respiración apresurada, sus latidos, han cedido ante mí, como si fueran esclavos, poco a poco comienza a enfriarse.

Ya no grita, ya no llora. Esta muerta, muerta. Puedo deducir que ya es mía,  solo mía, su belleza, su fragilidad, ingenuidad fortuita al creerme, al acompañarme, al sonreírme, al coquetearme. Me jure que serias mía, así como las otras. Tu vida y muerte, arrebatadas bajo mi cuchillo, bajo mi tortura, bajo este amor agonizante, es cierto, no conozco otra forma de amar que no sea esta, tan dolorosa y tormentosa. Además eres tan fría, tan soberbia que solo me miraste porque me consideraste un tanto atractivo.

Hoy decidí dejarte, en este jardín donde descubrí tu belleza, tu dulce aroma, esa singular ternura que ahora es mía, te he despojado de todo lo que era tuyo, con tan solo una mirada, una caricia, una sonrisa. Allí donde las flores han de crecer, allí donde te vi, por vez primera… Donde te ame por última vez.